lunes, 27 de mayo de 2013

Diferencias higiénicas entre lavar a mano o en lavavajillas

El lavaplatos agiliza el trabajo de limpieza e higieniza y desinfecta los utensilios

En el hogar, es un electrodoméstico que facilita el trabajo diario en la cocina, pero además de fregar los platos y utensilios, el lavavajillas tiene ventajas añadidas desde el punto de vista sanitario. A consecuencia de las altas temperaturas de lavado, impensables en un fregado a mano, supone un incremento en el grado de desinfección de las piezas. En el momento de elegir el modo de lavado, a mano o a máquina, deben tenerse en cuenta otros factores, como el grado de necesidad según la cantidad de piezas que vayan a fregarse, la economía o el espacio, pero lo importante es que el fregado se realice de forma correcta.

Obligatorios en hostelería, opcionales en el hogar. La legislación exige a los establecimientos públicos, tanto de hostelería como comedores, que utilicen máquinas lavaplatos por seguridad e higiene. De esta manera, con el uso de temperaturas elevadas, se impide que vasos, tenedores y otros utensilios utilizados tanto en la cocina como en el servicio de comedor se conviertan en herramientas transmisoras de enfermedades y focos de infección alimentaria. Sin embargo, en el ámbito doméstico es elección de cada persona instalar o no un  lavavajillas. Además de facilitar el trabajo diario, puede ser una herramienta de higiene que garantice la limpieza y desinfección de las cazuelas, platos, vasos, cubertería y otros utensilios que se utilizan en la cocina, pero hay que analizar todos los factores implicados en su uso.

Pasos previos al lavado a máquina

La preparación previa es fundamental para obtener buenos resultados con el lavavajillas. Es imprescindible retirar los restos de comida de las piezas que vayan a fregarse ya que, de lo contrario, el filtro se obstruirá y el lavado será deficiente. Los restos de alimentos en platos y cubiertos pueden coagularse con el calor y dificultar su limpieza.
Otro punto destacado es la correcta colocación de las diferentes piezas y utensilios: en la mayoría de los casos, en la bandeja inferior se pondrán las piezas más sucias y resistentes, como cazuelas y fuentes -siempre boca abajo-, mientras que los platos deben estar en vertical, con sitio suficiente entre pieza y pieza para que pase el agua entre ellos. En la bandeja superior se pondrán los vasos y piezas ligeras. Los cubiertos deben colocarse en el cestillo destinado a ese fin, con el mango hacia abajo.
Con esta distribución, los brazos de riego del lavavajillas deben girar de forma libre y no estar bloqueados por ningún utensilio. Además, antes de introducir las piezas, hay que cerciorarse de que son aptas para lavado en lavavajillas. Deben evitarse los utensilios de madera o barro.

Temperatura y mantenimiento

Elegir el programa de lavado en función de las características, sobre todo el nivel de carga y el grado de suciedad, es básico para conseguir un grado de higiene eficaz. Si el lavaplatos da la opción de seleccionar la temperatura, deberá tenerse en cuenta que las más bajas corresponden a cristalería, las medias a la vajilla y las más elevadas, a cazuelas.
Además de una limpieza con agua a elevada temperatura, el lavado a máquina garantiza un correcto aclarado sin restos de detergentes y un secado en caliente que completa el proceso de desinfección. Cuanto más alta sea la temperatura, más higiénico será el lavado. Sin embargo, se pueden dañar las piezas delicadas.
Para obtener unos buenos resultados y garantizar la correcta limpieza, también hay que cuidar la higiene del propio aparato. Su funcionamiento y eficacia se optimizan con unas normas de mantenimiento, sobre todo, referidas al vaciado y limpieza periódica de filtros, cestillos e interior de la máquina. Ciertos productos especiales de limpieza se utilizan mediante un ciclo de lavado con el electrodoméstico vacío. Hay que vigilar los niveles de sal, en especial si el agua es muy dura (rica en cal), así como los de abrillantador, siempre bajo las recomendaciones del fabricante.
En condiciones normales, un lavavajillas utiliza menos agua que la empleada para fregar esa misma cantidad de menaje a mano. Los modelos modernos disponen de programas ecológicos que incrementan el ahorro, tanto de agua como de electricidad, y optimizan el proceso de lavado y los resultados. Debe elegirse el lavavajillas en función de su capacidad de carga y características, según las necesidades familiares. Algunos modelos compactos son de pequeño tamaño, para familias con pocos miembros o espacios reducidos.

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